El metodismo


¿Quién Es el Pueblo Llamado Metodista?

por S.T. Kimbrough, Jr.


Las iglesias llamadas "Metodistas" deben su nombre a dos clérigos anglicanos de la Inglaterra del siglo XVIII: Juan (1703-1791) y Carlos Wesley (1707-1788). La Iglesia de Inglaterra se estableció como iglesia nacional durante el reinado de Enrique VIII tras su ruptura con la iglesia de Roma. Es por eso que, en realidad, las raíces de los "Metodistas" se extienden a través de la Iglesia de Inglaterra y el catolicismo romano a la misma iglesia del Nuevo Testamento.

Comienzos del Movimiento Metodista

Durante sus años de estudiantes en la Universidad de Oxford, Juan y Carlos sintieron la necesidad de profundizar su fe cristiana. Comenzaron a reunirse regularmente con un pequeño grupo
john wesley
de compañeros para orar, estudiar la Biblia, compartir ideas y preocupaciones y visitar presos en las cárceles de Oxford. Aun cuando entonces los estudiantes no solían hacerlo, los hermanos Wesley participaban semanalmente en la Mesa del Señor. Algunos se burlaron de su disciplina diaria llamándolos "metodistas", término con el cual años más tarde habría de designarse el movimiento que los hemanos Wesley fundaron dentro de la Iglesia de Inglaterra.
  1. El Fervor Misionero y la Oposición a la Esclavitud Juan sintió que Dios lo había llamado a una vida de servicio como pastor de la Iglesia de Inglaterra y decidió trasladarse a la colonia de Georgia, en Norteamérica, como misionero, persuadiendo a su hermano Carlos a que lo acompañase. En 1735, Carlos fue ordenado y de inmediato partieron como misioneros hacia Georgia, cuyo gobernador era James Oglethorpe. Ya en América, Juan pastoreó una parroquia en Savannah y Carlos una en Fort Federica. Ambos ayudaron a evangelizar a los nativoamericanos y a ministrar a los emigrantes europeos. Carlos fue nombrado Secretario de Asuntos Indios y secretario personal de Oglethorpe, pero regresó a Inglaterra unos cinco meses más tarde. Juan permaneció en América alrededor de dos años y echó las bases para un avivamiento espiritual. Ambos hermanos sintieron que habían fracasado en sus esfuerzos misioneros con los nativoamericanos, aunque su estadía en el Nuevo Mundo los encaminó tras la paz interior en Cristo que habían experimentado entre los moravos, unos pietistas alemanes, y se convirtieron en fervientes enemigos de la esclavitud hasta el día de su muerte.
  2. La Paz con Dios y el Descubrimiento del Canto En su viaje trasatlántico a Georgia, los Wesley vivieron una experiencia que habría de cambiar sus vidas. A bordo del barco Simmonds, durante una tormenta furiosa, Juan y Carlos vieron y escucharon a los moravos leer las Escrituras, orar y cantar. Esos creyentes estaban en paz con Dios y no tenían nada que temer. Los Wesley, por el contrario, temieron perecer porque carecían de esa paz interior. A partir de ese momento, los hermanos Wesley comenzaron a buscar dicha paz. Con ese propósito aprendieron el idioma de los moravos (el alemán) y procuraron establecer una relación personal con Dios. En el canto de los moravos, los Wesley también descubrieron la manera de vincular estrechamente la fe y la comunidad. Cuando alabamos a Dios mediante nuestro canto, aprendemos el significado de la fe y nos vemos desafiados a servirle en fidelidad.
    Durante su estadía en América, Juan tradujo al inglés numerosos himnos alemanes muy inspiradores y publicó el primer himnario en inglés en Norteamérica (Charlestown, 1793).
  3. Martín Lutero y la Conversión Tras su regreso a Inglaterra, Juan y Carlos Wesley todavía seguían buscando esa paz interior con Dios. El 17 de mayo de 1738, después de leer parte del comentario de Martín Lutero sobre la carta de Pablo a los Gálatas, Carlos comenzó a descubrir dicha paz. Le llamó poderosamente la atención las palabras que Lutero había subrayado en el versículo 2:20: "el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí". Carlos anotó en su diario: "Cuando, casi exhausto, la naturaleza me forzó a acostarme, leí las Escrituras y entonces dormí en paz". Cuatro días más tarde, el 21 de mayo (día de Pentecostés), escribió: "Me alegré en la esperanza de confiar en Cristo. Me di cuenta de que podía permanecer firme por la fe". ¡Ese fue el día de su conversión!
    El 24 de mayo también cambió la vida de Juan. Después de un servicio vespertino de oración en la catedral de San Pablo, en Londres, Juan se dirigió a una reunión de la sociedad de la calle Aldersgate. Fue allí, durante la lectura del Prefacio de Martín Lutero a la epístola de Pablo a los Romanos, que Juan sintió que "mi corazón ardía extrañamente y me di cuenta de que confiaba en Cristo solamente para salvación". Alrededor de las diez de la noche, Juan y un grupo de amigos fueron a visitar a Carlos, que estaba enfermo. En ese lugar, Juan declaró: "¡Yo creo!" Carlos escribió en su Diario: "Cantamos el himno que yo había escrito [el 23 de mayo, sobre su conversión] y nos separamos con una palabra de oración".
    Al igual que Lutero, que había procurado reformas dentro de la Iglesia Católica Romana pero sin la intención de apartarse de ella, los hermanos Wesley comenzaron a afirmar su experiencia de fe evangélica a través de la adoración y la acción como pastores de la Iglesia de Inglaterra sin la menor intención de iniciar un movimiento que, con el tiempo, habría de separarse de la iglesia madre.
  4. Las Sociedades Metodistas y la Búsqueda de Santidad Después de sus respectivas "conversiones", los hermanos Wesley procuraron una relación constante con Dios, de carácter personal y social. Dicha relación se convirtió en el camino de santidad. Juan y Carlos ministraron por toda Inglaterra, al principio entre los pobres y deposeídos. Lo hicieron mediante el estudio bíblico, la oración, el testimonio interior del Espíritu, la alabanza de Dios a través del canto, una sólida predicación de la Palabra y en fidelidad a las oraciones y los sacramentos de la Iglesia de Inglaterra. A lo largo de su camino de santidad, los Wesley siempre conectaron la piedad personal con la social. Dondequiera que encontrasen necesidades humanas, allí procuraban ayudar. Organizaron escuelas para los hijos de los obreros de las minas de carbón, cuidado médico para los pobres, cooperativas de crédito para aquellos que no podían acceder al mismo, y clases de lectura para los analfabetos. Todo esto era parte de la proclamación de las Buenas Nuevas del evangelio, pues conocer a Cristo personalmente significa comprometerse personalmente con las necesidades de los demás. Esta estrecha conexión entre la santidad personal y la social representó un imperativo en el testimonio de los hermanos Wesley.

El Movimiento Metodista

  1. La Santidad Personal y Social Los Wesley afirmaron en lo esencial los Artículos de Fe de la Iglesia de Inglaterra y sus prácticas. Organizaron sociedades de individuos, en su mayoría miembros de la Iglesia de Inglaterra, para participar en una vida disciplinada de oración, alabanza y compromiso social. Establecieron reuniones de clases dentro de las sociedades Metodistas con el propósito de promover la participación regular en cada apecto de la vida de las sociedades. De esta manera, la fe y la vida cotidiana se afirmaron como una unidad. Los Metodistas sostuvieron que el amor redentor de Dios en Jesucristo es personal, experiencial, intelectual y social: un amor para toda la gente en todo lugar y tiempo. La conversión significaba vidas transformadas y una nueva vida. Cuando seguimos a Jesucristo con el propósito de convertirnos en instrumentos del amor de Dios en el mundo, nuestras vidas adquieren propósito. Ya no podemos conformarnos con un cambio personal. A medida que crecemos en una relación de santidad con Dios, nuestro cambio también tiene que afectar al mundo que nos rodea. Para los Wesley era inconcebible hablar de santidad personal sin santidad social.
  2. Una Fe Evangélica y Sacramental Además de sus énfasis en la autoridad de las Escrituras, el don de la razón y el valor de la tradición, que caracterizaban a la Iglesia de Inglaterra, los Wesley subrayaron la experiencia. La fe abarca la totalidad del individuo: cuerpo, mente y emociones. Podemos conocer y sentir el amor de Dios en nuestras vidas. ¡El amor redentor de Dios en Jesucristo puede conocerse y experimentarse personalmente! Esto se pone de manifiesto cuando aceptamos a Cristo como nuestro Salvador y la fuerza central de nuestra vida y cuando nos mantenemos en comunión constante con Dios a través de la oración y el sacramento de la Cena del Señor, una comida común que afirma el amor sacrificial de Dios como una manera de vivir cada día.
  3. Una Fe que Canta El Metodismo se convirtió en una movimiento que canta. El mismo Carlos Wesley se consagró a la tarea de escribir himnos que abarcaban la fe y la vida. El y su hermano Juan publicaron muchos de esos himnos en panfletos e himnarios para circulación entre las sociedades Metodistas. Durante su vida, Carlos escribió unos 9,000 himnos y poemas. Juan, también un excelente compositor de himnos, a menudo editó los himnos de su hermano para su publicación. Juan coleccionaba y publicaba melodías apropiadas para esos himnos. Las palabras amar, conocer y sentir ocupan un lugar central en los textos que Carlos y Juan compusieron. Los hermanos Wesley creían que, aun cuando el individuo puede asentir intelectualmente al conocimiento que Dios ha personificado en su amor sacrificial por toda la humanidad a través de Jesucristo, de todos modos debe sentir dicho amor en su propia vida y a través de la misma.
  4. La Mente y la Fe El interés de los Wesley en la educación y la preparación y publicación de materiales pronto comenzó a caracterizar al movimiento Metodista. Dios había otorgado a todos el don de la mente, el cual debía extenderse de tal manera que abarcase el conocimiento y la experiencia de Dios y la creación, así como de la condición humana. Por lo tanto, los hermanos Wesley escribieron materiales para enriquecer la fe y el entendimiento. Juan publicó numerosos sermones y las Notas aclaratorias sobre el Nuevo Testamento. Ambos recursos, junto con los himnos de su hermano y el Libro de Oración Común de la Iglesia de Inglaterra, formaron el núcleo de las creencias Metodistas.
    Los Wesley también creían que los hombres y las mujeres, creación de Dios, tenían que comprender tanto como les fuera posible la universalidad de la experiencia humana. Por esta razón, Juan publicó varias obras (algunas de ellas eran ediciones abreviadas de otros autores) sobre historia mundial, geografía, electricidad, el arte de cabalgar, etc.
    Los siguientes énfasis son esenciales a la creencia y la práctica Metodistas: la autoridad de las Sagradas Escrituras; la iglesia como cuerpo de Cristo; un encuentro personal con Dios mediante la revelación de Jesucristo; la alabanza de Dios mediante el canto; una vida de oración y adoración; el testimonio interior del Espíritu; una disciplina de estudio, compromiso social y fidelidad a los sacramentos de la iglesia (el bautismo y la Santa Comunión), y la búsqueda de una santidad personal y social. Los Wesley también popularizaron muchos énfasis surgidos con la Reforma protestante, en particular el sacerdocio de todos los creyentes y la justificación por la fe.
  5. La Misericordia y la Justicia Desde los orígenes del movimiento Metodista, los Wesley insistieron en una comunidad de fe comprometida socialmente, lo cual explica que visitaran prisiones, construyeran escuelas para los hijos de los mineros, ministraran a los pobres en las fábricas y talleres urbanos y les proveyeran alimentos, ropa, abrigo y cuidado médico. A la luz de la comprensión que los hermanos Wesley desarrollaron de la Escritura, dicho compromiso constituía un imperativo para los seguidores de Jesús. Amar como había amado Jesús exigía que uno viviera una vida de misericordia y justicia en todas las cosas y para con todas las personas.
  6. El Rol de la Mujer Desde sus comienzos, el movimiento Metodista se enriqueció gracias al liderazgo y el ministerio de las mujeres, quienes a menudo le enseñaron a la comunidad de fe cómo vivir la vida cristiana a través de la adoración en fidelidad; el estudio; la disciplina; el cuidado de los pobres, los enfermos, los agonizantes y los desposeídos, así como a través de su ministerio como maestras y testigas de la fe. Frecuentemente las mujeres también desempeñaron roles pastorales aun cuando no estaban oficialmente ordenadas.
  7. El Ministerio Itinerante En virtud de su afiliación con la Universidad de Oxford, Juan y Carlos Wesley asumieron un ministerio itinerante. Atraversaron toda Inglaterra, a menudo a caballo, así como Irlanda, en misiones de predicación. De este modo pudieron establecer una red de sociedades Metodistas, las cuales funcionaron como centros de vida congregacional y comunitaria. Los Wesley no tenían la menor intención de usurparle energías y recursos a la vida congregacional de la Iglesia de Inglaterra; por el contrario, todo cuanto anhelaban era revitalizarla. Ejemplo de ello es el hecho de que, durante los primeros años del movimiento, las sociedades Metodistas no sirviesen la comunión a sus miembros; por el contrario, los animaban a que la tomasen en sus respectivas parroquias.
    Según la ley canónica de la Iglesia de Inglaterra, nadie podía predicar dentro de los límites de una parroquia sin el consentimiento del pastor local, de allí que muchos se opusieran a la predicación itinerante de los Wesley y que los vieran como provocadores. La década de los 1740 fueron años particulamente difíciles para los Wesley y el movimiento Metodista. Con frecuencia fueron víctimas de populachos violentos y burlas incontables. A veces las turbas destruyeron los hogares donde los Metodistas se reunían para predicar. Se los atacó personalmente, y a Carlos incluso se lo acusó de traición.
  8. La Conexión Metodista La red de sociedades Metodistas requería supervisión, educación y cuidado. El problema es que no habían suficientes pastores ordenados de la Iglesia de Inglaterra que simpatizaran con el movimiento como para cubrir todas las necesidades de enseñanza y predicación. En consecuencia, los Wesley implementaron un programa de predicadores laicos.
    Se estableció una reunión o conferencia anual para supervisar el trabajo de la conexión, término que todavía caracteriza la forma de gobierno del Metodismo Unido. En la conferencia anual se reúne un número igualmente representativo de ministros y laicos de una determinada área geográfica para ocuparse de los asuntos de la conexión. En el presente, los Metodistas se conectan entre sí mediante una red de conferencias, las cuales se reúnen anualmente para cultivar el compañerismo, adorar y procesar las necesidades políticas y de organización de las iglesias. Las conferencias también se reúnen una vez cada cuatro años como Conferencia General de toda la Iglesia Metodista Unida.

Los Orígenes del Metodismo Global

Mientras el movimiento Metodista florecía en Inglaterra, también prosperaba en Norteamérica. Las semillas plantadas por Juan Wesley habían comenzado a madurar. Jorge Whitefield, otro pastor de la Iglesia de Inglaterra, también viajó en numerosas ocasiones a América para evangelizar; sus esfuerzos generaron muchos frutos para el movimiento Metodista. Juan Wesley le urgió a la Iglesia de Inglaterra que nombrara un obispo para Norteamérica con el fin de ordenar ministros en las colonias. Aun cuando se estaba desarrollando un sólido ministerio laico gracias al esfuerzo de los predicadores itinerantes que estaban poniendo en práctica el ejemplo de los hermanos Wesley, era obvio que no habían suficientes pastores para servir a los Metodistas. En esos años el movimiento estaba consolidándose en las colonias que, con el tiempo, habrían de dar nacimiento a los Estados Unidos. Ante la falta de respuesta a su pedido, Juan Wesley interpretó que su rol como presbítero de la Iglesia de Inglaterra le confería la autoridad necesaria para ordenar a Francisco Asbury y a Tomás Coke superintendentes de la obra Medodista en Norteamérica. Cuando los predicadores itinerantes Metodistas se reunieron en Baltimore, Maryland, durante la Navidad de 1784, organizaron la Iglesia Metodista Episcopal y consagraron a Asbury y a Coke como sus primeros obispos. Si bien durante los Wesley el Metodismo se convirtió en un movimiento sumamente organizado y eficiente, ambos vivieron y murieron como ministros anglicanos. Los Metodistas en Gran Bretaña no organizaron una iglesia separada sino hasta después de su muerte. Sin embargo, hasta la fecha el Metodismo Británico carece de obispos, aunque cuenta con un presidente de la Conferencia, a quien se elige anualmente. En 1939, tres ramas del Metodismo en los Estados Unidos (la Iglesia Metodista Episcopal del Sur, la Iglesia Metodista Episcopal y la Iglesia Metodista Protestante) se unieron para formar la Iglesia Metodista. En 1968, la Iglesia Metodista y la Iglesia Evangélica Unida de los Hermanos formaron la Iglesia Metodista Unida. Al mismo tiempo, en Europa la Iglesia Evangélica de Alemania se unía con los Metodistas. Alrededor del mundo hay varias iglesias Metodistas autónomas vinculadas con la conexión Metodista.
El ministerio y testimonio de los Metodistas se extendió de Inglaterra y Norteamérica al resto del mundo. El Metodismo, que hoy cuenta con aproximadamente sesenta millones de miembros, continúa creciendo e invitando a todos en todas partes a aceptar el amor redentor de Dios en Jesucristo, a vivir una vida de santidad bíblica y a demostrar el amor de Dios a través de obras de misericordia y justicia. También procura cooperar con todos los cristianos y no cristianos del mundo, pues el ser parte de la comunidad de amor de Dios demanda que encarnemos el amor de Cristo entre todos los pueblos del mundo.

Autor: S.T. Kimbrough, Jr.
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